Esa noche nadie está solo

Esa noche todas las calles conducían al deseo, yo me encontraba sentado en el rincón de aquel café perdido en el humo del cigarro, por momentos abría los ojos y no la veía, yo vuelvo a beber.
Miraba por la ventana el pasar de la gente, eran sombras fugaces que se revelaban con la luz de los autos, esa noche de lluvia, el olor a madera inundaba el lugar, el ruido de las copas, los murmullos, la risas, y un jazz de fondo.
Vuelvo la mira al interior y de pronto ella resurge desde el fondo de mi copa. Ella empezó a beber sin prisa yo solo escuchaba su historia.
Las palabras iban y venían como hojas en el viento, su dulce perfume empezaba a minar mis sentidos, solo podía responder con monosílabos, sus palabras eran suaves que podía sentirlas acariciándome, yo quería verla al rostro pero no podía apartar la mirada del movimiento hipnótico y elegante de sus manos.
De momento ya no pude contenerme, quise dejar de ser espectador y casi por instinto tome su mano, la apreté y solo acaricie tu ausencia.
Suspiro profundamente, mi perversa mente me había engañado, la soledad en la que me encontraba no conocía los límites de la razón y de la realidad.
Abrumado pido la cuenta

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ke nda cris!
oye ps la vdd sta padrísimo tu cuento
mis respetos eh!
todo un scritor el chico,y lo digo n serio
felicidads x la publikción y sigue así.
No juegues...si sto s n el principio...q seguirá dsp eh!jejeje
muxo éxito!!
m retiro con muxos aplausos para ti
ciao

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